La tarde del 1 de diciembre más de 70 personas de la Parroquia, miembros de las Capillas Domiciliarias del Perpetuo Socorro, acudieron a la invitación para conocer la Basílica de Nuestra Señora de Atocha.
Los primeros documentos que
mencionan la existencia de una ermita en la que se rinde culto a Nuestra Señora
de Atocha, se remontan a 1162, y son unas Bulas de la Catedral de
Toledo donde el arzobispo de esa ciudad concede la propiedad de la ermita
a la casa Colegial de Santa Leocadia de Toledo. Y finalmente, el documento
irrefutable que demuestra la existencia de un culto importante a Nuestra Señora
en su advocación de Atocha, lo encontramos en el siglo XIII, en
las Cantigas de Alfonso X el Sabio, donde se hace referencia directa a dos
milagros de Ntra. Sra. de “Tocha” de “Madride” (Cantigas 289 y la 315).
La imagen de Ntra. Sra. de Atocha,
es la más antigua de Madrid. La leyenda remonta la devoción a tiempos
apostólicos, atribuyendo su realización a Nicodemo y su policromía a San Lucas,
siendo trasladada por los discípulos de San Pedro desde Antioquía a España. Son
las crónicas del siglo XVII las que comienzan a aportar datos más realistas,
citando un documento donde aparecía la primera referencia al culto a Ntra. Sra.
de Atocha. Se trataría de un escrito del siglo VII de San Ildefonso en que
afirmaba haber orado ante una imagen en Madrid cuyas características se
corresponderían con la imagen actual.
La siguiente referencia a la imagen
se recoge en una leyenda que es la más conocida y popular y que aparece en
muchas de las crónicas de la ciudad de Madrid. Se trata de la historia de un
caballero llamado Gracián Ramírez, considerado Alcaide de Madrid, que
habría vivido en el siglo VIII, siendo ya por entonces un gran devoto de Nuestra
Señora de Atocha, y que iba a rezar con frecuencia a su ermita que se
encontraría entonces en la orilla del río Manzanares, en la zona que llamaban
Santiago el Verde. En una ocasión, al entrar a la ermita, se dio cuenta de que
la imagen había desaparecido y se puso de inmediato a buscarla, encontrándola
en el lugar donde hoy se encuentra la Basílica. Cuando Gracián Ramírez se puso
a construir una nueva ermita en ese lugar, los musulmanes que ocupaban por
entonces la ciudad de Madrid pensaron que estaba construyendo una fortaleza y
lo atacaron. La batalla parecía perdida por la superioridad musulmana, de modo
que su mujer y su hija prefirieron quitarse la vida antes que caer en manos
enemigas. Pero milagrosamente, cuenta la historia, Gracián Ramírez con la ayuda
de más cristianos y la intercesión de Nuestra Señora, vencieron en la batalla.
Cuando el soldado volvió ante la imagen de la Virgen, lleno de dolor por la
muerte de su mujer y sus hijas, las encontró resucitadas, arrodilladas ante el
altar.
La actual imagen de Ntra. Sra. de
Atocha es la escultura de la Virgen más antigua que se conserva en la ciudad de
Madrid. Por sus rasgos estilísticos se podría fechar en el siglo XIII. Mide
unos 60 centímetros, y es de madera policromada. Durante muchos años la imagen
se vistió con mantos y las joyas que los monarcas y otros fieles regalaban a la
Basílica, ocultando la escultura original. Así se sigue haciendo cuando algún
miembro de la Familia Real visita el templo, vistiendo a la talla con un manto
regalo de Isabel II y con los medallones del Toisón de Oro y la Orden de Carlos
III.
La Virgen aparece sentada, y sostiene
a su Hijo sobre la rodilla izquierda. Un tipo de imagen que quiere representar
a María como Trono de la Sabiduría. Ese título nos recuerda, por un lado, su
función maternal, porque en su seno se ha formado y ha vivido Cristo, la
Sabiduría del Padre. Por otro lado, su dignidad real, porque su Hijo Jesús es
el heredero del trono de David, el Mesías prometido por Dios al pueblo judío. Y
por último nos anima a dar gracias por su sabiduría y prudencia, porque María
aparece en el evangelio como la “virgen sabia”, que ha guardado las palabras de
Cristo en su corazón y las ofrece a la Iglesia y al mundo. El Niño bendice con
su mano derecha, extendidos los dedos índice y corazón, recordándonos la
constante bendición a quienes se acercan con fe a Él.
Los
frailes dominicos son custodios de la imagen desde el año 1523, año en el que,
a través de fr. Juan Hurtado de Mendoza, confesor del rey Carlos V, la ermita
pasa a ser propiedad de la Orden de Predicadores.
Siempre existió una estrecha
relación entre la Casa Real y la imagen de Ntra. Sra. de Atocha. Según las
crónicas los reyes comenzaron pronto a visitar a la Virgen de Atocha: Alfonso
VII, Alfonso IX, Sancho IV el Bravo, Enrique II, Enrique III, Enrique IV, Juan
I, Juan II y los Reyes Católicos. La relación fue especialmente
intensa en tiempos de la dinastía de los Habsburgo y posteriormente con los
Borbones. Los miembros de la Familia Real acudían con frecuencia a sus
cultos, pasaban por su templo al salir y entrar de Madrid.
El 12
de noviembre de 1863, el Papa Pío IX le concedía a la iglesia de Atocha el
título de Basílica, por medio de un Breve pontificio firmado en Roma. Se
convertía así en el primer templo de Madrid en recibir este título y una
de las diez primeras de España.
Después de hacer la visita, guiados por el Padre Prior del Convento, P.Juan José de León Lastra, pudimos tener el privilegio de orar ante la Imagen de la Virgen teniendo la basílica para nosotros solos. Al terminar, pudimos compartir un tiempo de saludo y familia disfrutando un chocolate con churros en el Claustro del Convento dominico.
Una tarde de historia, devoción, familia y alegría con María a la puerta del Adviento.