En la audiencia general del 8 de julio, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa habló sobre su tercera encíclica "Caritas in veritate", que se presentó el día anterior oficialmente.
El Santo Padre explicó que el documento pone de relieve que "la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de la persona y de la humanidad. (...) Solo con la caridad, iluminada por la razón y por la fe, es posible alcanzar objetivos de desarrollo dotados de valor humano".
El Santo Padre explicó que el documento pone de relieve que "la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de la persona y de la humanidad. (...) Solo con la caridad, iluminada por la razón y por la fe, es posible alcanzar objetivos de desarrollo dotados de valor humano".
La Encíclica, continuó, "profundiza la reflexión eclesial sobre cuestiones sociales de gran interés para la humanidad de nuestro siglo, teniendo en cuenta, de modo especial, lo que escribió Pablo VI en 1967 en la "Populorum progressio".
Benedicto XVI subrayó que "Caritas in veritate" "no desea ofrecer soluciones técnicas a los grandes problemas sociales del mundo actual (...), pero recuerda los grandes principios indispensables para construir el desarrollo humano en los próximos años, entre los que destaca, en primer lugar, la atención a la vida del hombre, núcleo de todo progreso auténtico; el respeto del derecho a la libertad religiosa; (...) el rechazo de una visión prometeica del ser humano, que lo considere artífice absoluto del propio destino".
Refiriéndose en concreto a "las emergencias mundiales", el Papa dijo que "es urgente llamar la atención de la opinión pública sobre el drama del hambre y de la seguridad alimenticia", que "hay que afrontar con decisión, eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres".
El Santo Padre señaló que "la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; de recuperar la contribución importante del principio de gratuidad y de la "lógica del don" en la economía de mercado, donde la regla no puede ser solo el provecho. Pero esto es posible únicamente gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores y presupone una formación de las conciencias que refuerce los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos".
"Es necesario -añadió- un estilo de vida distinto por parte de toda la humanidad, en el que los deberes de cada uno con respecto al ambiente se entrelacen con los de la persona considerada en sí misma y en relación con los demás".
Frente a "los problemas enormes y profundos del mundo actual -dijo- es necesaria una autoridad política mundial regulada por el derecho, que respete los principios de subsidiariedad y solidaridad y se oriente firmemente a la realización del bien común, respetando las grandes tradiciones morales y religiosas de la humanidad".
Benedicto XVI subrayó que "Caritas in veritate" "no desea ofrecer soluciones técnicas a los grandes problemas sociales del mundo actual (...), pero recuerda los grandes principios indispensables para construir el desarrollo humano en los próximos años, entre los que destaca, en primer lugar, la atención a la vida del hombre, núcleo de todo progreso auténtico; el respeto del derecho a la libertad religiosa; (...) el rechazo de una visión prometeica del ser humano, que lo considere artífice absoluto del propio destino".
Refiriéndose en concreto a "las emergencias mundiales", el Papa dijo que "es urgente llamar la atención de la opinión pública sobre el drama del hambre y de la seguridad alimenticia", que "hay que afrontar con decisión, eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres".
El Santo Padre señaló que "la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; de recuperar la contribución importante del principio de gratuidad y de la "lógica del don" en la economía de mercado, donde la regla no puede ser solo el provecho. Pero esto es posible únicamente gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores y presupone una formación de las conciencias que refuerce los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos".
"Es necesario -añadió- un estilo de vida distinto por parte de toda la humanidad, en el que los deberes de cada uno con respecto al ambiente se entrelacen con los de la persona considerada en sí misma y en relación con los demás".
Frente a "los problemas enormes y profundos del mundo actual -dijo- es necesaria una autoridad política mundial regulada por el derecho, que respete los principios de subsidiariedad y solidaridad y se oriente firmemente a la realización del bien común, respetando las grandes tradiciones morales y religiosas de la humanidad".
Texto íntegro de la Encíclica:
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