El arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes OFM, ha sorprendido dedicando su carta pastoral del próximo domingo a la cantante prematuramente desaparecida Whitney Houston. En su carta, el prelado se muestra buen conocedor de la producción musical de la cantante estadounidense, fallecida el 11 de febrero a los 48 años.
En su carta, el arzobispo afirma que, aunque cada día mueren miles de personas, hay “de vez en cuando, muertes que podríamos llamar 'emblemáticas', muertes que nos sobrecogen por su absurdo más imprevisto, más impensable y menos de recibo. No es el caso de un accidente o una enfermedad, sino el haberse dejado morir cuando parecía que todo conspiraba para poder seguir viviendo”.
Sobre la cantante Whitney Houston, prematuramente desaparecida, el prelado ovetense afirma: “La belleza de su voz tan llena de fuerza y de talento, bien encajada en su hermosura encantada, hubiera asegurado una vida no sólo premiada, sino serena y gozosa, con todo cuanto se podría en principio tener para vivir dichosamente la existencia. Quien fuera una de las más importantes cantantes de gospel y de música pop y soul durante varias décadas, de pronto ha enmudecido su voz para siempre y ha quebrado su cuerpo hundido en un naufragio de bañera”.
El obispo recuerda otros casos de “personajes que por mil razones han malogrado su vida, no como desesperado desenlace de tenerlo todo al revés y cuesta arriba, sino como fruto de no saber dar con lo que permite ver las cosas y vivirlas de un modo agradecido, gratuito, de no haber encontrado lo que no cabe en una cuenta bancaria, en un éxito de popularidad, en unos dones naturales de excepción”.
Monseñor Sanz confiesa sentirse conmovido “por tan triste deriva”: “Rezamos por esta mujer y pedimos para que su encuentro con Dios sea un estreno eterno con la belleza que jamás se marchita, ni traiciona, ni destruye, sino que cumple del todo y para siempre la felicidad para la que también ella fue pensada, fue creada, fue esperada y redimida”.
Invita a todos a recurrir a Dios en los momentos difíciles porque “acoge y escucha nuestros gritos y plegarias, los que logramos expresar con serena piedad y los que lanzamos a los vientos sin saber que los dirigimos a quien sólo nos puede escuchar sin engaño”.
Y dedica un pensamiento final a Whitney: “La cantante Houston se preguntaba en una canción ¿cómo podría conocer? (How Will I Know), y esto es lo que a tientas ha ido buscando de tumbo en tumbo. Pero hay Alguien más grande que nuestras torpezas o extravíos que nos conoce y que sale a nuestro encuentro. Es el Amor más grande de todos (Greatest Love Of All), como ella también cantó. Ella corrió hacia Él (Run to You) a pesar de sus notas fallidas. Su concierto eterno ha comenzado. Descanse en paz”.
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