El P. General ha enviado un mensaje de felicitación con motivo de la Solemnidad del Santísimo Redentor.
“Queridos hermanos,
El domingo 15 de julio celebramos la Solemnidad del Santísimo Redentor, fiesta titular de nuestra Congregación. En esta ocasión nos recuerda el mensaje fundamental de nuestro anuncio misionero: que Dios ama tanto al mundo que envió a su Hijo unigénito, para que nadie se puede perder, sino para que todos se salve por él.
Dios envió a Jesús al mundo por amor. Hay dos aspectos muy importantes en esta declaración según el evangelio de Juan.
En primer lugar, que Jesús es enviado. Ser misionero es ser enviado. Más adelante, en el evangelio de Juan, Jesús dice a sus discípulos que, como el Padre lo envió, así les envía el a ellos. Como discípulos suyos, también los envía como misioneros. Ser enviados como misioneros implica la cercanía con la gente. No es suficiente que Dios hable su palabra de redención. Mediante el envío de Jesús, Dios entra en nuestro mundo y nuestra condición humana para compartir el mensaje de la redención de forma directa y personal con la humanidad. Somos enviados como ayudantes, acompañantes y ministros de Jesucristo en la gran obra de la Redención (Const. 2). Esto es lo que significa ser un misionero.
En segundo lugar, que hemos sido enviados por amor. El amor es siempre personal. Dios no ama el mundo en abstracto. Dios ama el mundo concreto, tanto que Dios ha entrado definitivamente en nuestro mundo a través de la Encarnación. Enviados por amor, estamos llamados a encarnar el amor de Dios en nuestras vidas, en nuestras palabras y en acciones concretas para los demás.
Al celebrar esta fiesta del Santísimo Redentor, renovemos nuestro compromiso de vivir el mensaje como misioneros redentoristas.
¡Que Jesús, nuestro Redentor, y nuestra Madre del Perpetuo Socorro nos acompañen cada día a medida que vivimos nuestra vocación misionera con alegría y esperanza!
Tu hermano en el Redentor,
Michael Brehl, CSsR”
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