Este sábado 29 de junio, coincidiendo con la fiesta de San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco impondrá el “palio” a los nuevos arzobispos metropolitanos. Entre ellos, lo recibirá Mons. Joseph William TOBIN, C.SS.R.arzobispo de Indianapolis (U.S.A.).
Los palios junto a la tumba de San Pedro
El palio está confeccionado con lana de oveja. Todos los años, en la fiesta de la virgen y mártir de la cristiandad primera Santa Inés (21 de enero), el Papa bendice unos corderos de los que se obtiene la lana. Dicha lana, una vez confeccionada, se guarda en una urna de plata en la capilla de la tumba de San Pedro, en el Vaticano.
El palio es honor y jurisdicción, es símbolo de la unidad que vincula a los pastores de las Iglesias particulares con el Sucesor de Pedro, Obispo de Roma.
Con todo ello, se quiere significar el valor y sentido como expresión de comunión eclesial de los arzobispos metropolitanos hacia el Papa, y desde los arzobispos metropolitanos de los obispos de sus diócesis sufragáneas. En la estructura de la Iglesia, las diócesis se agrupa en provincias eclesiásticas al frente de la cuales se hallan los arzobispos metropolitanos.
El hecho de que el palio se imponga en una celebración conjunta a todos los nuevos arzobispos de cada año expresa igualmente la universalidad y catolicidad de la Iglesia unidas en y desde la Sede Apostólica.
Historia y significado del palio
El palio es una banda estrecha de lana blanca cosida en forma circular y adornada con cruces, de la cual caen dos tiras cortas en sentido vertical, sobre el pecho y espalda; lo usan los arzobispos y algunos obispos como signo de autoridad y jurisdicción. Unos lo consideran insignia de origen imperial concedida al Papa; otros lo creen de origen puramente eclesiástico, nacido ya con la intención de que fuera insignia propia del Sumo Pontífice.
En el documento “Inter Eximina Episcopalis” de 1978, Pablo VI limitó el empleo de los palios al Papa y a los arzobispos metropolitanos. En 1984,Juan Pablo II decretó que los palios serían impuestos a los metropolitanos el 29 de junio.
La tradición de bendecir los corderos se cumple todos los años el 21 de enero, memoria litúrgica de Santa Inés, martirizada alrededor del año 305 y cuyo símbolo es un cordero. La santa está enterrada en la basílica que lleva su nombre en la Via Nomentana en Roma y a la que, tras la bendición papal, son llevados los corderos. Los padres trapenses de la Abadía de las Tres Fuentes crían los animales, mientras que los palios son confeccionados por las religiosas de Santa Cecilia con la lana recién esquilada.
El palio lleva seis cruces negras, (aunque las del Papa Benedicto son de color Rojo) cuatro de ellas en la banda circular y las otras dos en los extremos; se lleva sobre la la casulla, por encima, colgado de los hombros. El Palio lleva tres alfileres que simbolizan los 3 clavos usados en la crucifixión de nuestro Señor.
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