Los primeros documentos que mencionan la existencia de una ermita en la que se rinde culto a Nuestra Señora de Atocha, se remontan a 1162, y son unas Bulas de la Catedral de Toledo donde el arzobispo de esa ciudad concede la propiedad de la ermita a la casa Colegial de Santa Leocadia de Toledo. Y finalmente, el documento irrefutable que demuestra la existencia de un culto importante a Nuestra Señora en su advocación de Atocha, lo encontramos en el siglo XIII, en las Cantigas de Alfonso X el Sabio, donde se hace referencia directa a dos milagros de Ntra. Sra. de “Tocha” de “Madride” (Cantigas 289 y la 315).
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La actual imagen de Ntra. Sra. de Atocha es la escultura de la Virgen más antigua que se conserva en la ciudad de Madrid. Por sus rasgos estilísticos se podría fechar en el siglo XIII. Mide unos 60 centímetros, y es de madera policromada. Durante muchos años la imagen se vistió con mantos y las joyas que los monarcas y otros fieles regalaban a la Basílica, ocultando la escultura original. Así se sigue haciendo cuando algún miembro de la Familia Real visita el templo, vistiendo a la talla con un manto regalo de Isabel II y con los medallones del Toisón de Oro y la Orden de Carlos III.
Los frailes dominicos son custodios de la imagen desde el año 1523, año en el que, a través de fr. Juan Hurtado de Mendoza, confesor del rey Carlos V, la ermita pasa a ser propiedad de la Orden de Predicadores.
El 12 de noviembre de 1863, el Papa Pío IX le concedía a la iglesia de Atocha el título de Basílica, por medio de un Breve pontificio firmado en Roma. Se convertía así en el primer templo de Madrid en recibir este título y una de las diez primeras de España.
Después de hacer la visita, guiados por el Padre Prior del Convento, P.Juan José de León Lastra, pudimos tener el privilegio de orar ante la Imagen de la Virgen teniendo la basílica para nosotros solos. Al terminar, pudimos compartir un tiempo de saludo y familia disfrutando un chocolate con churros en el Claustro del Convento dominico.
Una tarde de historia, devoción, familia y alegría con María a la puerta del Adviento.