martes, 12 de agosto de 2008

V ENCUENTRO "SAN ALFONSO" Y COMPROMISO DE LOS 12 PRIMEROS LAICOS MISIONEROS DEL SANTÍSIMO REDENTOR

Este encuentro de religiosos y laicos redentoristas, que se celebra cada verano en torno a la fiesta del fundador redentorista, San Alfonso (1 de agosto), tuvo lugar en El Espino (Burgos), a partir del 28 de julio. Los días 29 y 30 de julio fueron jornadas de reflexión y formación; el jueves 31 de julio fue un día de retiro, dirigido por la hermana Justa del Sol, Oblata del Smo. Redentor, y el viernes, fiesta de San Alfonso, tuvo lugar una excursión a Vitoria y al Santuario de Nuestra Señora de Estívaliz.

Al atardecer fue la celebración de la Eucaristía en la Solemnidad de San Alfonso, fundador de la Familia Redentorista. En esa misma celebración de la Eucaristía hicieron sus compromisos los primeros 12 Laicos Misioneros del Santísimo Redentor. Son laicos redentoristas que se comprometen de una forma peculiar con la comunidad redentorista, de forma temporal, siendo aceptado su compromiso por el P. Provicial de España y ellos agregados a la Provincia CSSR de Madrid, a la que proponen su compromiso y disponibilidad como miembros de la familia y del carisma alfonsiano. Esta figura, aunque fue instituida hace más de una década en diversos Capítulos Generales y Provinciales, ha nacido para la Provincia de Madrid en el día del Fundador de 2008. ¡ENHORABUENA!

viernes, 1 de agosto de 2008

1 DE AGOSTO, LA IGLESIA ENTERA CELEBRA LA FIESTA DE SAN ALFONSO Mª DE LIGORIO, FUNDADOR DE LOS REDENTORISTAS

Se le ha llamado "el más santo de los napolitanos y el más napolitano de los santos". Alfonso María de Liguori es el fundador de los Misioneros Redentoristas. Nació en Nápoles en 1696 y murió en el pueblecito de Pagani en 1787. Él fue un gran misionero, escritor, pintor y músico. Sus cualidades personales estuvieron al servicio del anuncio del Evangelio. Fue proclamado Doctor de la Iglesia por el Beato Papa Pío IX en 1871. Mereció este título por la santidad manifestada en toda su vida, por su amor y entrega a la Iglesia, y por la riqueza de sus escritos. Destacó por sus obras en Teología Moral, destruyendo el rigorismo de aquellos que pretendían una "pureza inexistente" en la gente. Trabajó eficazmente en la evangelización de la gente sencilla de los pueblos, a través de las Misiones Populares.

Sin embargo, San Alfonso fue, sobretodo, un gran orante. Su predicación, sus escritos, su testimonio como laico (fundó unas reuniones de laicos que rezaban después del trabajo, llamadas "Capillas al Atardecer") y como sacerdote, como religioso fundador de una Congregación misionera y como obispo de Santa Águeda de los Godos (Italia), son una escuela de oración para todos los cristianos. Como decía él: "Si en una misión no se pudiera predicar más que un solo sermón, sería el de la oración". Por eso la Iglesia le llama "Doctor de la oración".

Oración de San Alfonso
"Dios del alma mía...
sé que tú me escucharás siempre cuando recurra a ti.
Pero temo olvidarme de orar por negligencia mía,
y que eso sea la causa de perder tu gracia.
Por los méritos de Jesús, concédeme la gracia de orar,
pero una gracia abundante,
que me haga orar siempre y orar como se debe.
¡Oh María, reina mía!
Tú que consigues de Dios cuanto le pides,
por el amor que tienes a Jesús,
obtenme la gracia de orar,
de orar siempre sin fatigarme,
hasta el momento de la muerte."



IMPORTANCIA DE SAN ALFONSO PARA LA IGLESIA UNIVERSAL.

San Alfonso fue el gran amigo del pueblo, del pueblo bajo, del pueblo de los barrios pobres de la capital del reino de Nápoles, el pueblo de los humildes, de los artesanos y, sobre todo, la gente del campo. Este sentido del pueblo caracteriza toda la vida del Santo, como misionero, como fundador, como obispo, como escritor. En función del pueblo repensará la predicación, la catequesis, la enseñanza de la moral y de la misma vida espiritual.

Como misionero anduvo a la búsqueda de las "almas más abandonadas del campo y de las aldeas rurales", dirigiéndose al pueblo con los medios pastorales más idóneos y eficaces. Hablaba de esta forma, para que todos pudieran comprender.

Como fundador quiso un grupo que, como él, hiciese la opción radical por los más abandonados y se instalase permanentemente cercano a ellos.

Como obispo, su casa estaba abierta a todos, pero los visitantes más deseados eran los humildes y sencillos. Para su pueblo promovió iniciativas sociales y económicas.

Como escritor miraba siempre y sólo a lo que resultaba útil para la gente. Sus obras, no excluida la de la moral, aparecían como solicitadas por el pueblo. La popularidad del Santo debe su fascinación a la disponibilidad, a la claridad, a la sencillez, al optimismo, a la afabilidad que llega a ser ternura.

JUAN PABLO II, Carta Apostólica "Spiritus Domini" con motivo del
bicentenario de la muerte de San Alfonso María de Ligorio,
1 Agosto 1987 .
Si quieres el texto íntegro de la carta apostólica
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_01081987_spiritus-domini_sp.html

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