La mayor parte de estos sin casta no son cristianos
El arzobispo William D'Souza, de Patna, en el norte de la India, subrayó la obra fundamental de los grupos ligados a la Iglesia para proporcionar ayuda urgente a centenares de miles de dalit (sin casta), muchos de los cuales no son cristianos, que viven en extrema pobreza, a menudo ampliamente marginados del resto de la sociedad.
El prelado habló de la asociación caritativa Ayuda a la Iglesia Necesitada, tras una oleada de sentimientos anticristianos en algunas zonas de la India, extendidos por grupos nacionalistas hindúes extremistas que afirman que la obra de la Iglesia con los pobres se debe a una agenda oculta de conversiones en masa.
La violencia anticristiana en 2007-2008, en el estado de Orissa, en la India oriental, llevó al país a darse cuenta del alcance del odio religioso en la región, y ha llamado la atención sobre las leyes anticonversión, impuestas en el último decenio en los estados de Gujarat, Madhya Pradesh, Chhattisgarh, Himachal Pradesh y Orissa.
De todos modos, el arzobispo subrayó que la coalición gubernamental del estado de Bihar ha aceptado desde hace tiempo la obra de la Iglesia con los dalit. Describiendo su diócesis como “una Iglesia sobre todo de los dalit”, el prelado afirmó que “el Gobierno aprecia” los esfuerzos eclesiales. “La mayor parte de las personas con las que trabajamos no son católicas”, declaró el prelado.
El objetivo principal de la Iglesia, comentó, es hacer salir a la población de la extrema pobreza, haciéndola consciente de sus derechos y favoreciendo una formación dirigida a crear oportunidades laborales. “La gente a la que ayudamos es muy pobre, y no tenemos los recursos para darles todo aquello que necesitan”, dijo el prelado, subrayando que los dalit son un total de 45.000 de los 65.000 católicos de la diócesis.
“Todo lo que tratamos de hacer es darles un rayo de esperanza para el futuro, a través de la asistencia sanitaria y la educación, y enseñándoles los valores cristianos”.
Los dalit desempeñan trabajos manuales, limpiando letrinas y alcantarillas y recogiendo la basura. Aunque en las ciudades su discriminación ha disminuído, los informes de las zonas rurales indican que –en parte por motivos religiosos y en parte por la naturaleza de su trabajo- los dalit son vistos como impuros y expulsados de los templos hindúes, de los lugares de restauración, de las escuelas y de los lugares en los que se va a coger agua.
En la Archidiócesis de Patna, la Iglesia –comunidades tanto diocesanas como religiosas- ha respondido a esta situación organizando una amplia red de apoyo. Hay tres mil grupos de autoayuda, cada uno con hasta 15 miembros, con programas sobre los derechos humanos, el fortalecimiento de las mujeres, economía doméstica y desarrollo de capacidades organizativas.
El arzobispo William D'Souza, de Patna, en el norte de la India, subrayó la obra fundamental de los grupos ligados a la Iglesia para proporcionar ayuda urgente a centenares de miles de dalit (sin casta), muchos de los cuales no son cristianos, que viven en extrema pobreza, a menudo ampliamente marginados del resto de la sociedad.
El prelado habló de la asociación caritativa Ayuda a la Iglesia Necesitada, tras una oleada de sentimientos anticristianos en algunas zonas de la India, extendidos por grupos nacionalistas hindúes extremistas que afirman que la obra de la Iglesia con los pobres se debe a una agenda oculta de conversiones en masa.
La violencia anticristiana en 2007-2008, en el estado de Orissa, en la India oriental, llevó al país a darse cuenta del alcance del odio religioso en la región, y ha llamado la atención sobre las leyes anticonversión, impuestas en el último decenio en los estados de Gujarat, Madhya Pradesh, Chhattisgarh, Himachal Pradesh y Orissa.
De todos modos, el arzobispo subrayó que la coalición gubernamental del estado de Bihar ha aceptado desde hace tiempo la obra de la Iglesia con los dalit. Describiendo su diócesis como “una Iglesia sobre todo de los dalit”, el prelado afirmó que “el Gobierno aprecia” los esfuerzos eclesiales. “La mayor parte de las personas con las que trabajamos no son católicas”, declaró el prelado.
El objetivo principal de la Iglesia, comentó, es hacer salir a la población de la extrema pobreza, haciéndola consciente de sus derechos y favoreciendo una formación dirigida a crear oportunidades laborales. “La gente a la que ayudamos es muy pobre, y no tenemos los recursos para darles todo aquello que necesitan”, dijo el prelado, subrayando que los dalit son un total de 45.000 de los 65.000 católicos de la diócesis.
“Todo lo que tratamos de hacer es darles un rayo de esperanza para el futuro, a través de la asistencia sanitaria y la educación, y enseñándoles los valores cristianos”.
Los dalit desempeñan trabajos manuales, limpiando letrinas y alcantarillas y recogiendo la basura. Aunque en las ciudades su discriminación ha disminuído, los informes de las zonas rurales indican que –en parte por motivos religiosos y en parte por la naturaleza de su trabajo- los dalit son vistos como impuros y expulsados de los templos hindúes, de los lugares de restauración, de las escuelas y de los lugares en los que se va a coger agua.
En la Archidiócesis de Patna, la Iglesia –comunidades tanto diocesanas como religiosas- ha respondido a esta situación organizando una amplia red de apoyo. Hay tres mil grupos de autoayuda, cada uno con hasta 15 miembros, con programas sobre los derechos humanos, el fortalecimiento de las mujeres, economía doméstica y desarrollo de capacidades organizativas.
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