miércoles, 7 de julio de 2010

Novena del Perpetuo Socorro en el Santuario de Madrid

Al llegar el mes de junio, todas nuestras iglesias redentoristas se convierten en novedad. La Novena a la Virgen del Perpetuo Socorro en nuestro Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, aunque sea ya algo tan tradicional y de tantos años, cada nuevo año que se celebra sigue siendo la gran novedad pastoral del año en esta iglesia.

En esta ocasión, podíamos hablar de una triple circunstancia, y las tres positivas, que han favorecido el que se celebrara la novena aún con más entusiasmo y en mayor número de asistentes que otros años. La primera circunstancia es el haber coincidido el comienzo en sábado; la segunda, el terminar en domingo, como final apoteósico; y la tercera, y muy importante, que el calor nos respetó y nos hemos sentido muy a gusto sin tener que echar mano al abanico durante las celebraciones.

El ritmo del desarrollo de la Novena tradicional en nuestros programas de la Novena durante los nueve días ha sido el siguiente: rezo del santo rosario con comentario bíblico y una intención para cada día, en la que participaban los distintos grupos parroquiales. A continuación la “Novena Breve” (con canticos intercalados) seguida de la Eucaristía.

La Eucaristía diaria concelebrada y presidida por el predicador de la Novena, P. Antonio M. Quesada Montoro C.Ss.R., con cierto aire de solemnidad monacal como le gusta a él. Una predicación bíblica muy acertada y muy bien acogida por los oyentes todas las tardes. Lo ha sabido iluminar bien con imágenes bíblicas de tradición mariana, y de igual manera la ha sabido condimentar con su sal granadina y su humor espontáneo. Yo la calificaría como una "predicación interactiva" por las preguntas y las respuestas de la gente. Muy cercano con la gente en su predicación, en un lenguaje muy sencillo y familiar, con el que la gente se sentía interpelada. Las ofrendas, muy acomodadas al tema de la predicación y bien motivadas. Las Eucaristías estuvieron animadas por diversos coros que aún le daban mayor esplendor a la celebración. Así era fácil terminar todas las celebraciones con la apoteosis del día: el Himno Oficial del Perpetuo Socorro cantado ante el Icono de la Virgen y con incensación. El canto del Himno quedaba apoyado por un díptico, en una cara con la imagen de la Virgen, y en la otra la letra del Himno Oficial.

Y así, era esperado que el día 27 de junio el Santuario del Perpetuo Socorro se quedara pequeño para acoger a los peregrinos madrileños, que fieles a la cita como todos los años, y llenos de fervor, acudieron ante el Icono de María a pedir su socorro perpetuo. Las paredes del templo no daban más de sí; la capilla, igualmente repleta; y las naves laterales, en parte recortadas por el montaje que hizo Popular María+Visión para transmitir la Novena por televisión y así poder llegar especialmente a los hogares de los enfermos y de las personas que no habían podido llegarse al templo.

Y la “guinda” de la Novena fue la procesión con las andas de la Virgen por las calles del entorno de la Parroquia. Llevadas a hombros por 24 costaleros del entrañable SAMUR y Protección Civil. La procesión estaba representada por el Ayuntamiento de Madrid, Junta del Distrito de Chamberí, Samur-Protección Civil, Cuerpo de Sanidad Militar, Policía Municipal, Hermandad de la Virgen de la Paloma, Bomberos de Madrid, Real Colegio de Médicos de Madrid, Hermandad de Pensionistas, Organismo de Previsión Social.

Al regreso al Santuario, los del SAMUR, aunque rendidos de la peregrinación por las calles, al entrar en el patio de la Iglesia, elevaron en alto las andas de la Virgen y las hicieron bailar un poco al estilo de los “pasos” de las Hermandades del Sur por Semana Santa. Esto provocó un delirio colectivo entre "aaaayes" de admiración, cantos y el sonar de las campanas del Santuario que emocionan tanto al poderlas oír y lamentar que luego se quedan mudas el resto del año hasta la Vigilia Pascual. Y el canto de la “Salve Regina” cerró la tarde de la fiesta.

Todo concluyó con un aperitivo en los pasillos de la planta baja de la casa para estar seguros de que la amenaza de la lluvia no se cumpliera en plena fiesta. Un momento de familia para congratularnos por el amor a la Virgen y quedar con la satisfacción de un buen sabor de boca por el trabajo tan bien hecho, y con la desinteresada colaboración de todos. Gracias.


Olegario Rodríguez, CSsR


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