Amado Redentor, si me hubieras permitido pedirte la mayor prueba de amor, jamás se me hubiera ocurrido pedirte que nacieras niño.
Pero Tú hiciste lo que nunca yo me hubiera atrevido ni a pensar. Viniste para llamar al pecador, y yo no soy precisamente un justo; a curar al enfermo, y yo tengo necesidad de médico; a buscar al que se había perdido, y yo camino errante. Oh Señor, refugio de los pobres,
¿Cómo voy a temerte? Sólo temo a mi debilidad, pero esta pobreza mía me aproxima a Ti que te hiciste cercano como un niño.
San Alfonso Mª Ligorio
Pero Tú hiciste lo que nunca yo me hubiera atrevido ni a pensar. Viniste para llamar al pecador, y yo no soy precisamente un justo; a curar al enfermo, y yo tengo necesidad de médico; a buscar al que se había perdido, y yo camino errante. Oh Señor, refugio de los pobres,
¿Cómo voy a temerte? Sólo temo a mi debilidad, pero esta pobreza mía me aproxima a Ti que te hiciste cercano como un niño.
San Alfonso Mª Ligorio
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