viernes, 8 de febrero de 2013

DIA DEL AYUNO VOLUNTARIO

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Hoy la Liturgia de la Palabra, del IV viernes del Tiempo Ordinario, en el Evangelio, nos narra el banquete de Herodes, en el que concedió a la hija de Herodías la cabeza de Juan el Bautista.

Este día se celebra la jornada de “ayuno voluntario contra el hambre en el mundo”. Más que nunca, deberemos interpretar el sentido del ayuno y de la comida que Dios quiere, si no deseamos perecer o hacer daño, por seguir el halago de los sentidos de manera egoísta.

El ayuno que Dios quiere nos lo revela la Sagrada Escritura, es ayuno solidario. “¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? (Is 58, 6-8).

También cabe ayunar de imágenes extrañas, de palabras vacías, de pensamientos inútiles, de bajos deseos, de afectos posesivos, de amor propio, de gestos vanidosos, de actitudes violentas, de evasiones nocivas, de posturas intransigentes.

Jesús nos reveló cuál era su comida preferida, la voluntad de su Padre. “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” (Jn 4, 34). Alimentémonos de la Palabra de Dios, de los buenos ejemplos, de la mutua edificación, de la oración continua, de lo bueno, de lo bello, de lo verdadero, del querer divino, del sentido providente de la historia.

“Gustad y ved qué bueno es el Señor”.

Angel Moreno, de Buenafuente

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