«Muchos milagros le pedimos a nuestro Cristo; algunas veces se cumplen; otras no; pero el milagro de la transformación del hombre es el que perdura». Con estas palabras resumía ayer el cardenal-arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, lo que Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli significa para el pueblo madrileño, «cuyo corazón no ha dejado de latir al venir a visitarlo»; y para otros muchos fieles de toda España, que tienen en el Cristo de Medinaceli un «punto esencial de su fe cristiana».
La liturgia que ayer tuvo lugar en la Basílica de Jesús de Medinaceli sirvió como acto inaugural de un año jubilar, el 2010, en el que se conmemora el tercer centenario de la creación de la Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Tres siglos que se iniciaron en 1710 y en los que la devoción por el Cristo no ha dejado de aumentar.
Desde ayer, y hasta finales de año, se sucederán una serie de actos religiosos y de carácter cultural que ensalzarán aún más la figura de este Jesús Nazareno, cuyo «día grande» acaba de ser conmemorado el primer viernes de marzo, como marca la tradición. Se celebrarán encuentros entre las cofradías agregadas a la de Madrid; se llevará a cabo una novena; se organizarán conferencias, un ciclo de conciertos y excursiones y visitas. El año jubilar del Cristo de Medinaceli finalizará el 21 de noviembre con la Fiesta de Cristo Rey.
La Basílica de Medinaceli estaba ayer al completo, repleta de fieles, a los que el cardenal Rouco Varela instó a que avivasen «con la fe del pueblo el reconocimiento de Jesús como salvador de la vida». Para Rouco Varela, «la mayor tragedia es perder la conciencia del pecado». Por ello, recordó que «hay que pedir al Señor que la devoción a este Cristo sea una fórmula para creer en él».
Consciente de la devoción que muestran los fieles a Jesús de Medinaceli no sólo durante los primeros viernes de cada mes, sino durante todo el año, el cardenal-arzobispo de Madrid afirmó que «no hay que esperar soluciones a los problemas que le planteamos, con criterios de este mundo actual, sino con criterios que van más allá de nuestras vidas». Durante la liturgia, varios cofrades hicieron entrega de algunos presentes para Jesús de Medinaceli. Destacó una bella túnica en color morado que podrá servir para magnificar, aún más, este tercer centenario.
El Vicehermano Mayor de la Archicofradía, Mariano Molano, destacó los retos que tiene la institución por delante, como «lograr una buena formación religiosa, ser coherentes con lo que significa ser Esclavos de Jesús y estar muy atentos a los más necesitados».
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