Ante diplomáticos, funcionarios internacionales, y representantes del mundo de la cultura, tuvo lugar este jueves en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) el lanzamiento de una nueva estructura de diálogo entre creyentes y no creyentes, el Atrio de los Gentiles.
La iniciativa, promovida por el Consejo Pontificio de la Cultura, es una sugerencia de Benedicto XVI destinada a crear un espacio de diálogo "con aquellos para quienes la religión es algo extraño, para quienes Dios es desconocido y que, a pesar de eso, no quisieran estar simplemente sin Dios, sino acercarse a él al menos como Desconocido" (Benedicto XVI, 21 de diciembre de 2009). El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, escogió la capital francesa para acoger la primera edición de este acontecimiento como lugar simbólico de la Ilustración y su impacto en el mundo.
De este modo, entre el 24 y el 25 de marzo de 2011, tres sedes de prestigio --la UNESCO, la Universidad de la Sorbona, y el Instituto de Francia--, están permitiendo a altas personalidades del mundo de la cultura dialogar sobre el tema "Luces, religiones, razón común". En la UNESCO, este diálogo ha sido presentado como "elemento esencial en la búsqueda de la paz y la abolición del rechazo del otro en la afirmación de la propia identidad", según ha explicado el Consejo Pontificio de la Cultura en un comunicado.
"Este diálogo tiene la misma pertinencia para nuestro tiempo que el diálogo interreligioso. Desde la perspectiva de la globalización, llama a plantearse cuestiones vitales de carácter universal y sobre los valores", explicaba el Consejo al enmarcar la iniciativa. El encuentro comenzó con los saludos de bienvenida del cardenal Ravasi y con un mensaje grabado por Irina Bokova, directora general de la UNESCO, quien situó la sesión en el tema del diálogo intercultural, que interesa de manera particular a esta institución, después de que dedicara el año 2010 al "Acercamiento de culturas".
Varias personalidades políticas, entre otros Giuliano Amato, antiguo primer ministro italiano, subrayaron la perspectiva del debate a nivel político, cultural y social. "La alianza entre creyentes y no creyentes dará a la libertad y a la democracia su sentido", aseguró Amato. Aziza Bennani, embajadora de Marruecos ante la UNESCO, presentó el papel decisivo que tienen las mujeres en la sociedad y que están llamadas a desarrollar. Henri Lopes, antiguo primer ministro del Congo, embajador de ese país ante Francia y la UNESCO, testimonió la importancia de este diálogo para promover una cultura de la paz en el mundo, más allá de los límites europeos y occidentales. Pavel Fisher, antiguo embajador de la República Checa en Francia, subrayó el carácter decisivo de la búsqueda de sentido en el corazón de un mundo simultáneamente secularizado y religioso, e invitó a un diálogo entre diferentes visiones del mundo y del hombre. Fabrice Hadjadj, escritor y filósofo, aseguró que no hay que tener miedo de ampliar las fronteras de este diálogo, de plantear la cuestión sobre Dios, la cuestión de la fe. Jean Vanier, fundador de las Comunidades del Arca, testimonió el poder de transformación que procede de la calidad de una mirada dirigida a la humanidad herida. "El encuentro es más importante que el diálogo, establecer una relación de confianza", afirmó. Monseñor Francesco Follo, observador permanente de la Santa Sede ante la UNESCO, subrayó que no puede haber humanismo sin respeto de la persona. La defensa de esta naturaleza es la cuestión principal del debate de la bioética.
Los creyentes y los no creyentes deben seguir conviviendo. No se trata sólo de tolerancia recíproca, sino de un desafío que hay que asumir, concluyó monseñor Follo.
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