El domingo siguiente a la Santísima Trinidad se celebra la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Corpus Christi. La fiesta, establecida por el papa Urbano IV en 1269 para toda la Iglesia latina, fue la respuesta de fe y de culto a doctrinas que negaban la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
Fue también la culminación de un movimiento de ardiente devoción hacia el sacramento eucarístico. A partir de esta fecha, fueron muchas las causas que contribuyeron a extender en el pueblo cristiano la devoción al culto a la Eucaristía fuera de la Misa, como es la procesión.
Las procesiones eucarísticas son también un acto de culto. Prolongan la celebración de la Eucaristía paseando al Señor por las calles de ciudades y pueblos, expresando de este modo la fe y dando un testimonio público. Participando en esta procesión, le pedimos al Señor que nos guíe por los caminos de nuestra historia y nos muestre el camino recto, nos acordamos de los que sufren, los que pasan hambre, los desempleados… Cristo Eucaristía al salir a la calle se acerca a todo hombre y mujer en su circunstancia personal.
(Nota: todos podemos recordar todavía uno de los momentos más impactantes de la Vigilia de la JMJ celebrada en Cuatro Vientos, que fue el momento de adoración al Santísimo Sacramento y la posterior bendición impartida por el Papa Benedicto XVI).
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