Los obispos malayos han expresado su gran preocupación por los últimos ataques contra templos cristianos ocurridos durante el fin de semana, y creen que detrás de ellos hay grupos fundamentalistas que “quieren incendiar la nación”.
Así lo afirman en un comunicado hecho público ayer, al comienzo de la Asamblea Plenaria de Malasia, Singapur y Brunei, en Johor, en la península de Malacca (al sur de Malasia). De hecho, esta Asamblea, que estaba prevista desde hace tiempo, ha tenido que cambiar totalmente la agenda tras los últimos acontecimientos.
Según los obispos, estos episodios están “manchando” la fama del islam malayo, “conocido por su moderación y por la convivencia pacífica con otras religiones”. Tanto es así que grupos musulmanes moderados han organizado turnos de vigilancia en las iglesias para evitar que estos episodios de violencia se repitan. Los cristianos, afirma el comunicado, “se comprometen a hacer todo lo posible por mantener la calma, por no responder a las provocaciones, y rezan para evitar que la violencia se extienda”.
Polémica política
La polémica se inició en 1995, cuando el semanario de la archidiócesis de Kuala Lumpur, The Herald, inauguró sus publicaciones traduciendo el nombre “Dios” por “Alá”, como sucede en la Biblia en lengua árabe.
En 2006, el Gobierno malayo del Barisan National declaró públicamente que impediría a las publicaciones cristianas en lengua malaya utilizar dicho término para referirse a Dios. Tras un proceso en los tribunales, el pasado 3 de diciembre el Alto Tribunal de Justicia malayo emitió un veredicto favorable a la Iglesia. Desde ese momento se han sucedido las provocaciones y ataques, primero desde internet (en redes sociales como Facebook, y a través de ataques de “hackers” a las páginas católicas) y después en la calle.
Durante este fin de semana han sido atacadas nueve iglesias, tres de ellas católicas y el resto protestantes, ocho de ellas con cócteles molotov. Según los cristianos, y esta opinión es compartida por los partidos en la oposición (muchos de ellos musulmanes), detrás de la polémica hay intereses políticos y no religiosos. De hecho, eñ Parti Islam Se-Malaysia (PAS), un influyente partido islámico en la oposición, se ha declarado favorable al uso de la palabra “Alá” por parte de los cristianos.
El jefe de la oposición, Anwar Ibrahim, líder del People Justice Party, ha condenado duramente los ataques contra los cristianos, recordando que el artículo 11 garantiza la libertad de religión. Anwar afirma que el término “Alá lo usan normalmente musulmanes, judíos y cristianos de lengua árabe desde hace 14 siglos”, e invita a “aislar a cuantos incitan al odio religioso por motivos políticos”. Añadió que el Pakatan Rakyat, coalición de la oposición, “hará lo posible para que nuestros hermanos cristianos se sientan a salvo y seguros en su país”.
Así lo afirman en un comunicado hecho público ayer, al comienzo de la Asamblea Plenaria de Malasia, Singapur y Brunei, en Johor, en la península de Malacca (al sur de Malasia). De hecho, esta Asamblea, que estaba prevista desde hace tiempo, ha tenido que cambiar totalmente la agenda tras los últimos acontecimientos.
Según los obispos, estos episodios están “manchando” la fama del islam malayo, “conocido por su moderación y por la convivencia pacífica con otras religiones”. Tanto es así que grupos musulmanes moderados han organizado turnos de vigilancia en las iglesias para evitar que estos episodios de violencia se repitan. Los cristianos, afirma el comunicado, “se comprometen a hacer todo lo posible por mantener la calma, por no responder a las provocaciones, y rezan para evitar que la violencia se extienda”.
Polémica política
La polémica se inició en 1995, cuando el semanario de la archidiócesis de Kuala Lumpur, The Herald, inauguró sus publicaciones traduciendo el nombre “Dios” por “Alá”, como sucede en la Biblia en lengua árabe.
En 2006, el Gobierno malayo del Barisan National declaró públicamente que impediría a las publicaciones cristianas en lengua malaya utilizar dicho término para referirse a Dios. Tras un proceso en los tribunales, el pasado 3 de diciembre el Alto Tribunal de Justicia malayo emitió un veredicto favorable a la Iglesia. Desde ese momento se han sucedido las provocaciones y ataques, primero desde internet (en redes sociales como Facebook, y a través de ataques de “hackers” a las páginas católicas) y después en la calle.
Durante este fin de semana han sido atacadas nueve iglesias, tres de ellas católicas y el resto protestantes, ocho de ellas con cócteles molotov. Según los cristianos, y esta opinión es compartida por los partidos en la oposición (muchos de ellos musulmanes), detrás de la polémica hay intereses políticos y no religiosos. De hecho, eñ Parti Islam Se-Malaysia (PAS), un influyente partido islámico en la oposición, se ha declarado favorable al uso de la palabra “Alá” por parte de los cristianos.
El jefe de la oposición, Anwar Ibrahim, líder del People Justice Party, ha condenado duramente los ataques contra los cristianos, recordando que el artículo 11 garantiza la libertad de religión. Anwar afirma que el término “Alá lo usan normalmente musulmanes, judíos y cristianos de lengua árabe desde hace 14 siglos”, e invita a “aislar a cuantos incitan al odio religioso por motivos políticos”. Añadió que el Pakatan Rakyat, coalición de la oposición, “hará lo posible para que nuestros hermanos cristianos se sientan a salvo y seguros en su país”.
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