Bartimeo representa a quienes viven en países de nueva evangelización
Benedicto XVI celebró la misa este domingo en la basílica vaticana con los padres sinodales, al concluir el XIII Sínodo de los Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe”.
En la homilía el santo padre partiendo del evangelio del día, sobre la curación del ciego Bartimeo, recordó que en los textos “la ceguera tiene un significado importante. Representa al hombre que tiene necesidad de la luz de Dios, la luz de la fe, para conocer verdaderamente la realidad y recorrer el camino de la vida”. Y que “es esencial reconocerse ciegos, necesitados de esta luz, de lo contrario se es ciego para siempre”.
En esta perspectiva, prosiguió el santo padre, “Bartimeo podría ser la representación de cuantos viven en regiones de antigua evangelización, donde la luz de la fe se ha debilitado, y se han alejado de Dios, ya no lo consideran importante para la vida”. El papa indicó que esos cristiano son “personas que por eso han perdido una gran riqueza, han caído en la miseria” y se han convertido, “con frecuencia inconscientemente, en mendigos del sentido de la existencia” y ellos son “personas que tienen necesidad de una nueva evangelización, es decir de un nuevo encuentro con Jesús”.
El papa consideró “significativo” que el evangelio sobre Bartimeo coincida litúrgicamente con el día de conclusión de la XIII Asamblea Sinodal que inició el 7 del presente mes y reunió a 262 obispos de todo el mundo. Indicó que la figura de Bartimeo “tiene algo que decirnos de modo particular a nosotros, que en estos días hemos reflexionado sobre la urgencia de anunciar nuevamente a Cristo allá donde la luz de la fe se ha debilitado, allá donde el fuego de Dios es como un rescoldo, que pide ser reavivado, para que sea llama viva que da luz y calor a toda la casa”. Y precisó que la nueva evangelización se refiere “en primer lugar, a la pastoral ordinaria que debe estar más animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad”.
Y subrayó además tres líneas pastorales que han surgido del Sínodo: “La primera corresponde a los sacramentos de la iniciación cristiana. Se ha reafirmado la necesidad de acompañar con una catequesis adecuada la preparación al bautismo, a la confirmación y a la Eucaristía. También se ha reiterado la importancia de la penitencia, sacramento de la misericordia de Dios”. Indicó que “la llamada del Señor a la santidad dirigida a todos los cristianos, pasa a través de este itinerario sacramental”. En segundo lugar, indicó, tiene la “tarea de anunciar el Mensaje de salvación a los hombres que aún no conocen a Jesucristo”, lo que en una época de globalización y de desplazamiento de poblaciones significa llegar a ellos también en los países de antigua evangelización. Y esto es el deber de todos los cristianos, sacerdotes, religiosos y laicos: anunciar la Buena Noticia. Y el tercer aspecto “tiene que ver con las personas bautizadas pero que no viven las exigencias del bautismo”. Son personas que “se encuentran en todos los continentes, especialmente en los países más secularizados”. Es necesario, indicó el papa, ayudarlos a que “encuentren nuevamente a Jesucristo, vuelvan a descubrir el gozo de la fe y regresen a las prácticas religiosas en la comunidad de los fieles”.
Hacia la conclusión de la homilía el papa recordó que la Iglesia intenta utilizar también métodos nuevos, usando asimismo nuevos lenguajes, apropiados a las diferentes culturas del mundo, “además de los métodos pastorales tradicionales, siempre válidos,” dijo. Y recordó que en varias partes del mundo, la Iglesia ya ha emprendido dicho camino de creatividad con importantes misiones ciudadanas, con el Atrio de los gentiles, la Misión Continental en Latinoamérica, etcétera”. El papa concluyó indicando que los nuevos evangelizadores son “personas que han tenido la experiencia de ser curados por Dios, mediante Jesucristo”.
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