Deseamos, Señor,
con esta segunda luz que encendemos,
que intensifiques el resplandor de tu rostro
para los que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
Que la Luz de tu presencia,
alumbrada en nuestras vidas,
nos haga percibir nuestras orgullosas altiveces y
nuestros abismos de pecado.
Equilibra y allana nuestras vidas, Señor,
y haznos caminos de acceso hacia Ti
para los hombres en destierro,
alejados de Ti y de los hermanos.
Señor, para que seamos contigo luz atrayente y seductora,
¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario