domingo, 21 de junio de 2009

NOVENA AL PERPETUO SOCORRO, lunes 22

Tema: Vivir con alas y llegar a volar.

Grupos: Catequesis, ALCES y Adolescentes.
Canta: Coro de jóvenes.
REFLEXIÓN (P.Laureano del Otero, cssr)

1. Ángeles y demonios: alas y mensajes

Muchas veces se pinta a la Virgen o se la representa con los elementos que describen esta mujer maravillosa del Apocalipsis: una corona de doce estrellas, la luna bajo sus pies, y a veces hasta la serpiente o el dragón de Ap 12 también está situada como escabel de la Madre de Jesús. Pero las representaciones se quedan ahí.

El Apocalipsis nos habla de muchas alas: por un lado, las de los ángeles que luchan contra el dragón o serpiente gigante, porque en el cielo, como en el paraíso, no hay lugar para las serpientes, para los seres que no saben más que devorar el futuro y la esperanza. Pero también aparecen otro par de alas, gigantes y hermosas, como de águila, que le son entregadas a la mujer de la señal.

¿Por qué no se representa a María con dos grandes alas, que son las que le ayudan a liberarse del devorador de esperanzas y desplazarse al lugar que Dios le tiene reservado? María es una mujer con alas. Así la describe el Apocalipsis, una mujer a la que se le entregan 2 grandes alas después de dar a luz a Jesús, para que pueda volar lejos de la serpiente, al lugar que Dios le tiene reservado. Los pintores, en lugar de darle alas, la pintan subiendo al cielo rodeada y portada por miles de ángeles… ellos le ayudan a subir al cielo, como si fueran un signo de lo importante que es la presencia de personas que nos ayudan y protegen en nuestra vida.

2. Usa tus alas: ¡se puede volar!

Un gusanito y una gusanita vivían su vida de gusanos: se arrastraban por la tierra, comían basura y daban asco. Una vida de lo más triste. Un pájaro, un profeta, un loco, un visionario, llegó un día y les dijo: “¡Gusanitos, podéis volar!” Ellos pensaron que estaba loco, que como era un pájaro la altura le estaba afectando, y que no tenía una visión correcta de las cosas: los gusanos no vuelan; se arrastran, comen basura y dan asco. Pero la gusanita pensó: “¿Y si fuera verdad?”. La gusanita rechazó sus pensamientos e ideas, pero él decidió ir en busca del pájaro. Tomó senderos, atravesó campos y cruzó ríos, preguntando aquí y allá, y unos y otros le daban indicaciones de por dónde le habían visto. Pero después de unos cuantos días, decidió descansar, cansada y desesperanzada en su búsqueda inútil. Al despertar, el saco de dormir le cubría hasta arriba. “¡Si no tengo saco de dormir”, pensó. Un enorme capullo le cubría, y lo rompió con fuerza. Al salir, le había salido dos enormes alas. Y fue volando a ver a su amigo y lo llamó. El gusanito no acertaba a verla, porque solo miraba al suelo, arrastrándose. Cuando alzó la cabeza, vio a la gusanita convertida y le escuchó:”Gusanito, ¿sabes lo que te digo? Que eres idiota: ¡se pude volar!”.

No podemos dejar que los problemas o la rutina devoren nuestra ilusión, o trate de destruir el futuro. Nosotros confiamos en Dios. Pero la fe no es únicamente creer en Dios: también es creer que Dios cree en nosotros. Que él nos envía mensajes y seres protectores (madres y padres, catequistas y monitores, etc.) para que podamos volar alto, superar la vida que conocemos, que a veces es arrastrarnos y alimentarnos de basura, para darnos cuenta que Dios nos eleva por encima de nosotros mismos, que podemos ver las cosas desde su perspectiva de amor y optimismo, y que tenemos como meta compartir con los más pequeños de nuestra comunidad y familia, sobre todo, esta convicción: no somos idiotas, podemos volar. Siempre podemos subir alto con las cualidades que el mismo Creador ha puesto en nosotros, pero aún más con la ayuda de los que él coloca a nuestro lado como ángeles protectores.

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