La celebración tuvo distintos momentos muy emotivos. Tanto por parte de amigos como de los propios padres, el milagro de la vida obrada en Laura provocó más de un momento de alegría convertida en emoción y lágrimas contenidas. Sin duda de los gestos del corazón hablan la boca y los ojos.
De manera especial se recordó la intercesión de nuestro patrón San Gerardo en la concepción de esta nueva vida, y la protección de Ntra.Sra. del Perpetuo Socorro.
El bautizo de Laura nos recordó a todos nuestro propio nacimiento a la fe, y la llamada continua al seguimiento de Cristo; y a los padres del buen grupo de niños que acompañaban a Laura, su misión como educadores en la fe para con sus hijos.
¡FIESTA y ALEGRIA!
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